No sé cuándo ni dónde
nació mi desconsuelo,
con el ir y venir de los días
pisando el mismo suelo,
los pies cansados,
la boca amarga,
las manos vacías
y la esperanza de un cielo.

Esperanza...
es la palabra que muerdo
en mis noches de desvelo
y sumida en el silencio
de su negra oscuridad,
hablo conmigo misma
desmenuzando recuerdos.

Así, mirando la nada.
mi caminar se hace lento
las manos se me crispan
no sé ni lo que siento;
quisiera ser esa nada,
o mejor será ser viento
¡Qué importa lo que yo fuera
sino lo que llevo dentro!

Cansancio, trabajo y lucha
por una vida mejor.
que nadie sepa que tiemblo
cuando a solas yo me encuentro,
porque no escuchen mi grito,
porque no vea la gente
en mi rostro las ojeras
del más profundo dolor.