K E T H Y
C. |
Noche que envuelves con ternura
cuál pálida luz mi piel fría.
que escuchas el gemir de mis sentidos
y sientes el cansancio de mi ser.
Qué siglo de sueños velaste conmigo,
qué canto tan dulce me sabes traer,
en horas de dicha fuiste mi testigo
y en momento amargo, compañera fiel.
Tú aplacas la inquietud del amor mío,
dejando mi mente vagar por doquier,
uniendo tu llanto a mi llanto en rocío
no dejes que nunca llegue a amanecer.
No te vayas noche amiga, no me quites el encanto
de sentir tu suave manto extenderse sobre mí,
quiero apoyar mi cabeza en tu tímida tibieza
y así soñar que por siempre, me puedo quedar en ti.
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