Hablando con Dios

Arrullo de amor
¿Por qué no nos viene un niño?

Cuando marchas a otras tierras
huyendo del frío de la soledad,
llevas en tu alma la desesperanza,
llevas en tu ser las ansias de amar.
Pero luego reflexionas y dices
¡No! ¡No no estoy solo! ¡Dios está conmigo!
¿A dónde iré que Él no me guíe,
no me toque y me acaricie con su amor?
¿A donde irás tú, buscando refugio,
buscando consuelo para tu dolor?
¡Si lo tienes todo con sólo pedirlo!
¿Acaso no sabes que Dios es Amor?

Y eres bendecido, y bendita sea
la que te ha engendrado,
la que te ha acunado
besando tu frente en noches de frío,
la que te ha orientado en tu desvarío
cumpliendo designios mandados por Dios.
Y aún te quejas, lloras blasfemas
y reclamas por tu suerte
sabiendo que hasta la muerte
por tí a su hijo mandó.






72

Y ante esa revelación
me consterno,
me avergúenzo, me humanizo
y agonizo en la pobreza de mi espíritu
por mi falta de fe;
y suplicante murmuro
"No te enojes Padre mío,
no soy nada sin tu amor;
soy apenas la que ha sido
prisionera del dolor,
del dolor de haberte herido
por mi infundado temor,
de que no escuches mi ruego,
no ser digna de tu amor,
de que Tú no te detengas
ante mi débil gemido
y de que no haya cabida
para mi en tu corazón".

"Pero hoy, heme aquí
perdida en estas montañas,
mimetizada en la nieve
esperando tu perdón;
y de rodillas te pido
ahogada por mi aflicción,
haz de mí un instrumento
sin ninguna condición
¡Ten mis manos! ¡Toma mi alma!
¡Toma mi alma en estos versos...
y también mi corazón!".

73
Kethy Castedo Z.---Poesías ---REGRESA