Leyendo a Kethy Castedo.

Es como un dique que las aguas van formando en el devenir del tiempo, hasta el momento que estalla con la fuerza desbordante de la naturaleza, que rompe silencios acumulados en un grito desgarrante en medio de la quietud y el silencio de la noche, para dejar salir, en tropel ensordecedor, de las catacumbas de la interioridad, sentimientos encontrados, percepciones e impresiones de la vida, del mundo y de las cosas, para que se conozcan, al fin todas las figuras guardadas amorosamente en el vientre de una maternidad espiritual de largo plazo. Así imagino el alma progenitora de los versos de Kethy Castedo, Mezcla de amazonía y valle, que hoy nos lanza su primer poemario, que al desgranarlos, no se puede tener otra sensación que la de una interpelación espiritual perenne. Así me siento como lector. En mí, el propósito ha sido logrado Espero representar a quienes tengan el placer de seguirla, dejándose envolver en el magnetismo de una personalidad poética que entrega las criaturas de su creación con la frescura que sólo puede nacer de la autenticidad y la fuerza de un temperamento que brotó en la selva pero que hizo en las tibiezas del valle cochabambino, que como sabemos, es tierra fértil de los mejores bardos bolivianos.

La Paz, Noviembre 1, 2002
Adalberto Kuajara Arandia


Kethy Castedo