No es de sabios el ultraje
de demostrar por la fuerza
lo que puedan poseer.
No es hombre el que te humilla
con su vano proceder
queriendo medir su hombría
sabiendo que eres mujer;
y exige una reverencia
por el derecho de ser
el que siembra una semilla
que puedo o no florecer.

Pobre necio que se olvida
que es el fruto de un amor,
que en el juego de la vida
aún al precio del dolor,
lo ha engendrado una mujer.
No es macho el infeliz que tiembla
en el regazo sublime
en busca de placer;
es de hombre y es de rey
aquel que entrega con besos
la copa de su experiencia
y hace el placer de su amada
como su propio placer.